Hola. ¿Qué tal ahí del otro lado?
Mañana arranca el Filba en Buenos Aires, uno de los festivales de literatura más importantes del país. Para quienes puedan ir, espero que lo puedan disfrutar. Para quienes no podemos ir, se me ocurrió recomendar libros de algunos autores y autoras internacionales que asisten al Festival. Aunque no podamos estar, podemos leerlos y leerlas. Son libros que me gustaron muchísimo.
📚 Kim Thúy
A los diez años tuvo que dejar Vietnam con su familia, vivía en Saigón que padecía la guerra. Huyeron en un bote acompañados de migrantes y los alojó un campo de refugiados en Malasia hasta que llegaron a Canadá, donde continúa viviendo actualmente. Este hecho determinó su identidad y su escritura. Por eso, en los libros de Kim hay dolor y hay memoria, pero también hay compañía y esperanza. ¿Quiénes somos? ¿De dónde somos? ¿Cómo se crea una identidad a partir del destierro? ¿Cómo vivir en un país en el que la lengua, la cultura, la vida es distinta sin haberla elegido? Sin dudas, el exilio es la principal temática de su obra.
El título de esta novela, “Ru”, significa «canción de cuna» en vietnamita, su lengua materna, y «arroyuelo» en francés, su lengua de adopción. En este libro se navega a través de escenas en la que la protagonista recuerda su infancia, el pasado, y cómo fue la experiencia de haber estado en el campo de refugiados y llegar a Canadá. Su prosa poética nos va envolviendo. La edita Periférica.
“Mis padres a menudo nos recuerdan a mis hermanos y a mí que no tendrán dinero para heredarnos, pero creo que ya nos han transmitido la riqueza de sus recuerdos (…). Es más, nos han dado pies para caminar hacia nuestros sueños, hasta el infinito. Que puede ser suficiente equipaje para continuar nuestro viaje por nuestra cuenta”, dice en esta nota.
“En lo que a mí respecta, así es hasta la posibilidad de este libro, hasta ese instante en que mis palabras resbalan por la curva de vuestros labios, hasta esas páginas blancas que soportan mi trazo o, más bien, el trazo de quienes caminaron delante de mí, por mí. He avanzado en la huella dejada por sus pasos como en un ensueño donde el perfume de una peonía abierta no es ya un olor, sino un florecimiento; donde el rojo profundo de una hoja de arce en otoño no es ya un color, sino una gracia; donde un país no es ya un lugar, sino un arrullo”.
📚 Jesse Ball
El escritor estadounidense es de las voces más consagradas en los últimos años. Autor de muchos libros, sus traducciones al español se consiguen por la edición de Sigilo. Acaban de publicar dos nuevos libros del autor. En esta novela, Cómo provocar un incendio y por qué, Lucia Stanton tiene dieciséis años, una inteligencia explosiva, a su madre internada en un establecimiento por salud mental y un encendedor que atesora de su padre. Vive en un garage con su tía, una vieja anarquista con la que comparte algunas reglas esenciales. Para Lucia, la más importante es: “No hagas cosas de las que no te sientas orgullosa”. Luego de ser expulsada por haberle clavado un lápiz a un compañero que le faltó el respeto, a Lucia la aceptan en un nuevo colegio en donde toma contacto con la Sociedad del Fuego, una misteriosa organización de incendiarios que quiere terminar con las desigualdades y los privilegios. La propuesta la fascina. Como lo ha perdido todo, Lucia está dispuesta a quemarlo todo. Una nueva que dispara preguntas. Sus libros mantienen la rebeldía y la ternura.
“En la escuela anterior no me creían lo del encendedor de mi papá. Siempre lo llevo conmigo. Es lo único que tengo de él. Y cada vez que alguien lo toca queda un poco menos de mi papá en el encendedor. Tiene sus restos; no me refiero a su cadáver, sino a los restos de su cuerpo normal, el que se nos va desprendiendo todo el tiempo. Es lo único que me queda de él, y lo atesoro”.
📚 Alejandra Costamagna
Escritora y periodista chilena, Alejandra Costamagna escribe desde la memoria. El sistema del tacto fue finalista del Premio Herralde 2018. Había una vez un pájaro, es un libro con tres cuentos, con diferentes episodios de memoria. Es la reescritura que la autora realiza de su novela En voz baja, casi veinte años después de su aparición. Esta obra, acaso la primera mirada narrativa a la dictadura desde el punto de vista de los hijos, expone la revelación de dos hermanas que, a propósito de la captura y prisión del padre, entran de lleno a una adultez prematura. En mi opinión, de las mejores escritoras chilenas contemporáneas. Este libro está editado por Cuneta.
“La letra es inconfundible. Mi padre siempre escribió las oraciones sin cerrarlas, como si todas las letras formaran parte de una misma y única gran letra. Aunque no tiene remitente, la estampilla es el dibujo de una vaca que en su cabeza blanquinegra deja asomar dos palabras: ‘Argentina exporta’. Es una carta para mi hermana y para mí, de modo que deberíamos abrirla juntas. Pero soy yo quien la encontró tirada en el jardín. Apenas rombo el sobre me arrepiento y quiero pegarlo con cola fría y llevárselo a mi hermana intacto. Pero sigo, leo, vuelvo atrás, raspo, leo de nuevo. Mi padre nos escribe en plural: mis monitas, hijas mías, pajaritas…”
📚 Benjamín Labatut
Otro escritor chileno que está armando una obra interesantísima. A los catorce años se estableció en Santiago de Chile aunque nació en Países Bajos. Con libros originalísimos, con una prosa madura y con historias interesantes, Benjamín es un escritor que recomiendo. Lo edita Anagrama.
En Un verdor terrible, cruza ciencia y literatura. Es un libro inclasificable. Las narraciones incluidas las entrelaza la ciencia, con sus búsquedas, tentativas, experimentos e hipótesis. Por ejemplo, el primer pigmento sintético moderno, el azul de Prusia, creado en el siglo XVIII gracias a un alquimista que buscaba el Elixir de la Vida mediante crueles experimentos con animales vivos, se convierte en el origen del cianuro de hidrógeno, gas mortal que el químico judío alemán Fritz Haber, padre de la guerra química, empleó para elaborar el pesticida Zyklon, sin saber que los nazis acabarían utilizándolo en los campos de exterminio para asesinar a miembros de su propia familia. También asistimos a las exploraciones matemáticas de Alexander Grothendieck, que le llevaron al delirio místico, el aislamiento social y la locura; a la carta enviada a Einstein por un amigo moribundo desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial, con la solución de las ecuaciones de la relatividad y el primer augurio de los agujeros negros; y a la lucha entre los dos fundadores de la mecánica cuántica –Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg– que generó el principio de incertidumbre y la famosa respuesta que Einstein le gritó a Niels Bohr: ¡Dios no juega a los dados con el universo!
“Azul de Prusia
Durante un examen médico realizado en los meses previos a los juicios de Núremberg, los doctores notaron que las uñas de las manos y los pies de Hermann Göring estaban teñidas de un rojo furioso. Pensaron –equivocadamente– que el color se debía a su adicción a la dihidrocodeína, un analgésico del que tomaba más de cien pastillas al día. Según William Burroughs, su efecto era similar al de la heroína y al menos dos veces más fuerte que el de la codeína, pero con un filo eléctrico parecido al de la coca, razón por la cual los médicos norteamericanos se vieron obligados a curar a Göring de su dependencia antes de que compareciera ante el tribunal. No fue fácil. Cuando las fuerzas aliadas lo capturaron, el líder nazi arrastraba una maleta que no solo contenía el esmalte con que Göring se pintaba las uñas cuando se disfrazaba como Nerón, sino más de veinte mil dosis de su droga favorita, casi todo lo que quedaba de la producción alemana de ese fármaco a finales de la Segunda Guerra Mundial. Su adicción no era excepcional: prácticamente todas las tropas de la Wehrmacht recibían metanfetaminas en tabletas como parte de sus raciones”.
📚 Nell Leyshon
La escritora inglesa escribe en sus novelas la Inglaterra de época. Nell escribe de una manera muy particular, teniendo en cuenta que sus novelas se aproximan a diarios escritos por sus protagonistas y por este motivo, representan la forma de hablar y escribir. La edita Sexto Sentido.
Inglaterra, 1573. Los días de Ellyn transcurren trabajando de sol a sol en la granja de su familia, juntando la caca de los animales y recibiendo los menosprecios y los golpes de su hermano Tomas. Desde que su padre quedó inválido en un accidente, y más ahora que una nueva hermanita, Agnes, ha llegado a ese mundo de miseria y privaciones, todos se desloman aún más para asegurar el sustento. En esa atmósfera de brutalidad, fatiga e inmundicia, la única alegría de Ellyn es Agnes, a quien la une un vínculo muy especial. La escuela de canto es una novela inolvidable en el que por su dureza pero también por la determinación de su protagonista, no será fácil olvidar.
“estoy tumbada encima del heno que huele dulce y a final del
verano y escucho y vuelve el lloro así que aparto la manta de
lana y repto hasta una raja que hay en el muro de piedra que
es tan fina que podrías disparar flechas y fuera el cielo todavía
está negrazul y tiene cortes donde arde la luz y después oigo
otra vez el lloro desde abajo pero ahora más fuerte y después
oigo la voz de mi hermano y él está despierto y dice me qué
haces
nada digo yo
corro hasta la escalera y bajo y voy deslizando me con mis
dos pies desnudos después los pies tocan el frío de la tierra y
abajo están madre padre en su cama de paja y allí hay luz por
el fuego que arde y allí hay una vela de grasa de oveja que tiene
una llama pequeña
madre dice ellyn qué demonios haces
yo digo he oído un lloro
luego acerco me a su cama y veo algo en el recodo del brazo de madre”.
📚 Yuliana Ortiz Ruano
Es de Esmeraldas, Ecuador. Publicó libros de poesía, y Fiebre de carnaval es su primera novela. En Fiebre de carnaval, Ainhoa está obligada a crecer. Desde el centro del corazón del carnaval, donde lo trágico y lo festivo confluyen, Ainhoa intenta describir la vida familiar, la música y el baile desmedido y lo hace con una voz inocente y perspicaz.
Además, el escenario es Esmeralda, el pacífico ecuatoriano, que no suele estar representado en la literatura. La violencia, la dominación masculina, la complejidad de los vínculos, y la desigualdad están presentes en la novela. La edita Concreto.
La escritora ecuatoriana, María Fernanda Ampuero, mencionó sobre el libro: “Es un libro prodigio en fondo y forma, es caótico y hermoso, es pura vida y pura destrucción y es, sobre toda las cosas, un libro indispensable para entender los horrores que albergan los techos y las paredes de las casas, sobre todo cuando eres una niña”.
“Se murió el ñaño Jota, se muñequeó, me dijo mi papi Manuel cuando vino a recogerme a la escuela para llevarme al velorio. Todo el día estuve nerviosa, me nacía el desvarío desde la boca del estómago hasta la lengua, una masa de babosas subiendo y bajando, anunciando algo denso. Denso como la voz de los ropavejeros que suben al barrio de vez en cuando y gritan a través de sus bocinas roncas: compramoschatarravieja, compramosneverasviejas, compramoscocinasviejas.
Denso como mi mami Nela diciendo que cuando la ñaña Marilú falleció, ella se despertó como si le hubieran tirado un baldazo de agua helada en la jeta, así se le presenta la muerte a uno, mijita. Algo similar pasaba en mi cuerpo chico, una masa que subia anunciando una cosa que no se podía chupar de la lengua para hacerse palabra”.
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Gracias por tu lectura y espero que estos días leas un buen libro.
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